Sea por las bodas de amigos y familiares, sea por un exceso de películas de Meg Ryan, todos sabemos que una boda culmina con eso de quererse “en lo bueno y en lo malo”, etc., hasta que la muerte separe a los contrayentes. Lo que lleva a pensar que la ceremonia debe ser diferente en la cultura hindú, que ha permitido la boda de una chica con un joven... cadáver. Imaginen al oficiante: “¿... y quererle hasta que la muerte os... os...?”
El matrimonio ya estaba fijado cuando el prometido de Tulsi Devipujak, una joven de Anand, en La India, se cayó a un pozo. No ha trascendido qué hacía para caerse dentro del pozo y no estamos muy seguros de querer saberlo. La cuestión es que la joven Tulsi estaba tan enamorada (o algo) que no permitió que algo tan nimio como la muerte de su novio impidiera su boda. Así la joven consiguió que se celebrara el matrimonio ceremonial minutos antes de la cremación del cuerpo del finado. Como explicaba un oficial de la policía del pueblo: “en cuestión de minutos la chica estaba vestida de novia y luego de viuda”.
Los asistentes a la boda tuvieron, por tanto, la oportunidad de quemar al novio, que es algo que muchos invitados de todo el mundo han pensado alguna vez. Curiosamente el fuego es tradicionalmente un elemento central en las ceremonias matrimoniales hindúes.
Los padres de la novia se opusieron inicialmente a esta boda con tan poco futuro, pero finalmente acudieron a la ceremonia con los tradicionales regalos. Seguramente no confían en que el marido sea capaz de sacar adelante a la familia.
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